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El humor verbal: una historia viva

Uno de los aspectos que nos definen como seres humanos es el humor. El humor ha estado presente desde tiempos muy remotos y ha encontrado diversos espacios para manifestarse, uno de ellos la lengua; prueba de que su existencia es necesaria tanto a nivel individual como comunitario.   

            Son muchos los teóricos que, a lo largo de la historia, han externado su punto de vista sobre el humor. De acuerdo con Salvatore Attardo, uno de los especialistas del humor verbal más destacado, fue Platón el primer teórico del humor (Attardo 1994).  Este filósofo concebía el humor en su relación con lo ridículo, tal como lo deja ver en su obra el Filebo:

Entonces, dice el argumento que, al reírnos de las actitudes ridículas de nuestros amigos, al mezclar placer con envidia, estamos mezclando el placer con el dolor; pues desde hace tiempo hemos convenido que la envidia es dolor del alma, y la risa placer, y ambas se dan a la vez simultáneamente (Filebo 50A:93)

Así visto, Platón asociaba el humor al dominio de lo malo o a lo que, referido a alguien más y especialmente para el hombre mismo, resultaba perjudicial o negativo. En esta línea, Aristóteles alude al humor en función de lo feo, cuando hace su famosa caracterización de la comedia en la Poética:

La comedia, como dijimos, es reproducción imitativa de hombres viles o malos, y no de los que sean en cualquier especie de maldad, sino en la maldad fea, que es, dentro de la maldad la parte correspondiente a lo ridículo. Y es lo ridículo una cierta falla y fealdad sin dolor y sin grave prejuicio; y sirva de inmediato ejemplo una máscara de rostro feo y torcido que sin dolor del que lleva resulta ridícula (Poética 1449b:7).

Humor

A partir de Aristóteles y Platón, se han dado lugar multitud de reflexiones del humor en personajes de relevancia para la cultura como lo son Cicerón, Quintiliano, Descartes, Schopenhauer, Nietzsche, Bergson, Freud y Pirandello, por mencionar solo parte de la pléyade de intelectuales que han visto en el humor un ámbito fértil de exploración. Un aporte que explica hoy por qué el humor es uno de los temas de estudio presentes en distintas disciplinas, tales como la literatura, la filosofía, la psicología, la antropología, el psicoanálisis, las Ciencias de la Comunicación y, sin duda, la lingüística. Sin olvidar, desde luego, el reconocimiento positivo que científicamente, desde la medicina, se ha visto en el humor por cuanto toca a la salud.

Cuando hablamos del humor verbal, no cabe duda de que es preciso volcar la mirada al campo de la lengua. La lengua se ha definido como el patrimonio intangible o inmaterial de los seres humanos, pues, aunque obviamente no se trata de un hecho que podamos tocar o visualizar a través de los sentidos, sí lo recibimos como parte de una herencia milenaria, que continuamente estamos transmitiendo y reinventando en nuestros usos lingüísticos cotidianos; por ejemplo, cuando traemos a cuento el humor, en sus múltiples expresiones y linderos.

Hoy día se reconoce que el humor es un fenómeno de naturaleza universal, esto es, que todos podemos identificarlo, producirlo e interpretarlo, pero también que varía sustancialmente de una cultura a otra. A esta variación, habría que añadir el factor histórico, puesto que el humor, al formar parte de la cultura, se adapta a las circunstancias políticas, económicas, sociales, tecnológicas del contexto en que se inscribe. Se puede decir con ello que el humor es un ente vivo, dinámico, a la expectativa de lo que sucede en una sociedad y, sin duda, de lo que es altamente relevante para ella.

Cualquier persona puede recurrir al humor verbal en cualquier momento, sin menoscabo de la edad, del sexo, del género, del estrato sociocultural, de la adscripción ideológica o política o de su pertenencia a una profesión, oficio o quehacer en la vida; aunque es cierto, a su vez, que estos componentes sí establecen grupos con los que un individuo puede sentirse identificado, arropado, o incluso distanciado. El humor es un hecho identitario en que se puede ver, a cabalidad, la otredad.

Aunque los hablantes de una comunidad particular tal vez intuitivamente o de forma natural, suelen asociar el humor con los chistes, cabe apuntar que este es solo uno de los muchos elementos que lo conforman. El humor lo mismo puede expresarse como juegos de palabras, adivinanzas, acertijos, emblemas, dichos, caricatura política, albures y un largo etcétera, por medio de los cuales va adoptando diversos colores, tonalidades, miradas de la realidad, que van más allá de solo dibujar una sonrisa en el rostro humano. Con el humor, podemos acercarnos al otro, establecer una convivencia placentera y cordial con él, pero también hacer una crítica social, burlarnos o herir a alguien, transmitir una enseñanza, llevar a cabo una catarsis, es decir, llevarlo a tantos espacios, fines, temas y contextos como sea posible.

El humor, al valerse de la ambigüedad, del doble sentido, del juego semántico, de la sorpresa, del implícito, de la incongruencia, transmite mensajes muchas veces que llevan veladamente o de forma oculta diversas intenciones. No hay que olvidar la famosa frase que dice que “entre broma y broma, la verdad de asoma”, una verdad que construimos y que seguirán construyendo seguramente, desde lo que les sea propio, las futuras generaciones.

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Username: ENRIQUE MELÉNDEZ ZARCO

Es lingüista de profesión por la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), donde hizo la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas y actualmente el posgrado en Lingüística. Hizo prácticas profesionales en el Instituto de Investigaciones Filológicas, en el Centro de Estudios Clásicos. Asimismo, participó en la Orientación Interdisciplinaria de Estudios Socidiodiscursivos (OIP-ESD), así como en el Seminario Universitario de Estudios del Discurso Forense (SUEDIF), donde publicó la obra El sabor de lo prohibido: eros y tánatos (voces del tabú mexicano), a través de la Secretaria de Desarrollo Institucional (UNAM). Es colaborador del proyecto DICUMAS, donde formó parte del libro Palabras para una tribu, coordinado por el Dr. Rafael Mérida y Jorge Luis Peralta.  Ha publicado en distintas instituciones académicas, como el Colegio de México, la Universidad Autónoma de Morelos, el Instituto de Investigaciones Filológicas, la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM) y la Asociación Mexicana de Lingüística.

Sus líneas de investigación se orientan al léxico, la gramática, la pragmática y el análisis del discurso del español. Se ha dedicado a la docencia, la difusión científica y la investigación, en particular, en la relación entre lengua, cultura y visión de mundo. Entre sus temas de especialización destacan el tabú lingüístico, el humor verbal, estudios de género y representaciones sociales mexicanas.

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